Árbol de Caviar Cítrico
El árbol de caviar cítrico es una planta de pequeño tamaño y muy compacta. Aún así, pueden alcanzar hasta los dos metros de altura. Se caracteriza por tener cierta falta de proporción entre sus pequeñas hojas y el gran tamaño que suelen tener sus frutos, que oscilan entre los 2-3 cm de diámetro y entre los 6 y 12 cm de largo. Otra de las características más evidentes son sus espinas. De entre sus hojas de color verde oscuro, surgen unas peligrosas espinas que pueden llegar a alcanzar 2 cm de longitud.
El árbol de caviar cítrico necesita de ciertas características climáticas para su crecimiento y cultivo. Ese clima tan concreto que se dá en su lugar de origen (el este de Australia, en la región de Queensland), tiene cierto paralelismo con el del este y sureste de España. Es por eso, y junto con la amplia experiencia de esa zona del levante en el cultivo de cítricos, lo que ha motivado a ciertos productores al cultivo de caviar cítrico. Teniendo en cuenta que la técnica de plantado mas habitual es por esquejes, se aprovechan los cultivos de cítricos para realizar injertos y cultivar este exclusivo fruto.
Su fruto tiene forma cilíndrica, ligeramente alargada. Como comentábamos, tiene una longitud de entre 6 a 12 centímetros y con una piel delgada de color entre verde y amarillo verdoso. Estos frutos caen cuando están maduros de forma espontánea, sin ningún esfuerzo, y sus perlas se esparcen fácilmente en cuanto la piel se abre. En su interior, la cantidad de semillas es muy escasa.
Aunque ese es su color habitual, los frutos de algunas variedades de caviar cítrico pueden tener otros colores como el negro, púrpura o incluso rojo, cuyo color se lo debe a ser una variación llama Microcitrus Autralasica Sanguínea. Los cambios en su tonalidad varían dependiendo de la época del año, del clima y de la propia variedad de la que se trate.
¿Qué entorno necesita un árbol de caviar cítrico para crecer adecuadamente?
Para un correcto crecimiento, el árbol de caviar cítrico requiere de una tierra de media riqueza, fresca y con una buena capacidad de drenaje. Si esta tierra tiene cierto nivel de acidez, el proceso de asimilación del hierro mejora considerablemente.
Requiere de una cantidad de humedad concreta y adecuada. La frecuencia de riego correcta es de una vez cada dos o tres días. Lo ideal es mojar el cepellón adecuadamente, pero sin encharcarlo. En el caso que se realice el riego a través del sistema de riego por goteo, los goteros automáticos deben colocarse, aproximadamente a unos 20 centímetros del tronco, evitando así que se moje en exceso el cuello.